viernes, 29 de diciembre de 2006

Los policías también la pueden paranoiquear

Era la primera noche de servicio de Ricky, por ello se sentía tan nervioso. Se encontraba custodiando la esquina de Salom y Avenida Australia: “una zona `jodida´, pero alguien tiene que hacerlo”. Durante varias horas había desistido a la idea de prenderse un cigarrillo, mas los nervios se hicieron tan intensos que finalmente cayó en la tentación. Si bien había violado el reglamento, el humo y la nicotina le devolvían cierta tranquilidad.
En eso divisó a dos jóvenes que no superaban los 15 años fumando marihuana 20 metros de él. Se dirigió hacia ellos, no con la intención de detenerlos, sino (como todo buen policía) de conseguir un soborno.
-Buenas noches- les dijo a los adolescentes quitándoles el porro. Documentos, por favor.
Los chicos le dieron sus documentos a Ricky
-¿Cuánto tienen?
-Sólo eso- respondió uno de los dos.
-No, digo para pagarme.
Con ese último comentario, el joven que todavía no había hablado se dio cuenta que estaban tratando con un novato; además notó que estaba fumando. Con esto vio su posibilidad de zafar cambiando los roles en la conversación.
-Disculpame, ¿qué hacías fumando?- dijo entonces.
-No… nada- respondió temeroso Ricky.
-¡¿Te pensás que soy pelotudo?!, ¿qué hacías fumando?
-¿Querés que llamemos a la comisaría para denunciarte?- preguntó el otro mientras su amigo iba a un árbol para orinar.
-No, por favor…no- dijo nuestro amigo policía con la poca voz que le quedaba.
-Entonces no te hagas el vivo y aprovecha que conmigo todavía la podés arreglar. Porque con él- agregó señalando a su compañero- por más que le llores, te va a cagar.
-Está bien, ¿cuánto querés?
-100 para mí y 100 para mi amigo.
-Pero no tengo tanto- dijo Ricky.
-¿Te estás haciendo el vivo?- inquirió enojado el que volvía del árbol.
-No, te juro que no. Sólo tengo esto- repuso Ricky mostrando los 70 pesos que llevaba en la billetera.
-Bueno, por esta vez la vamos a dejar pasar- agregó uno de los dos tomando la plata.
-Danos también los puchos- dijo el otro- Y que sea la última vez.
Los dos adolescentes se marcharon riéndose a carcajadas.
Los policías también la pueden paranoiquear.

nICO

1 comentario:

na dijo...

nico te quiero jajajaj