miércoles, 21 de marzo de 2007

Radio Taxi

Quizás por paranoia, se tomaron un taxi a 5 cuadras del punto de encuentro. Cuando llegaron, Juan se bajó y le dijo al taxista que regresaba en un momento. Vi que un tipo que tenía unos perros lo estaba esperando en una esquina y se pusieron a hablar, así que le pregunté al otro, que se había quedado en el coche conmigo, qué había ido a hacer su amigo. No, no es mi amigo. Somos compañeros de la facultad. ¡Bah!... sí, somos amigos, pero lo conozco desde la secundaria y era media freak, nos hicimos amigos recién en la facultad; así que para mí es más compañero de la facultad que amigo. Juan regresó al taxi, ahora vamos hasta Neuquén y Nicasio Oroño. Y… ¿todo bien? Sí, todo bien, pasame un pucho; ¿se puede fumar acá, no? Sí, sí, nomás bajame la ventanilla. Nos estaba esperando hacía 10 minutos. Y es un boludo, ¡qué se joda!... habíamos quedado y media. No hablaron mucho después de que se volvió a subir el pibe, lo que sí, se fumaron como 3 cigarrillos, por suerte les dije que bajaran la ventana. Acá en la esquina está bien. Patricio pagó y caminaron 30 metros por Nicasio Oroño. ¡Le hubieses dicho que doblara y nos dejaba en la puerta! No, haceme caso, nunca es bueno confiar del todo en un tachero, son medio covanis. Entraron a la casa de Juan, y éste sacó de su morral un bloque de medio kilo de marihuana; Patricio armó un porro enorme y lo fumaron viendo Los Simpson.

nICO

martes, 13 de marzo de 2007

El arma flashera de los guardia urbana

Como otras noches, estaban aquella Julio y Jorge fumando porro en una tranquila esquina de la calle Serrano en el barrio de Palermo cuando de pronto apareció un guardia urbana.
_ Por esta vez no les voy a hacer nada, pero denme eso y váyanse_ dijo haciendo referencia al cigarro de canabis.
_ ¡Pero qué decís careta!, sos un guardia urbana de mierda… no podés hacernos nada_ respondió Jorge.
_ Sí, qué vas a hacer: ¿soplar tu silbato muy fuerte hasta aturdirnos y hacer que nos sangren los oídos?_ agregó riéndose Julio.
_ No me dejan otra opción_ contesto el guardia y gritó:_ ¡KEKENIA[1]!
_ ¡KEKENIA!_ repitieron los chicos.
_ ¡KEKENIA!, ¡KEKENIA!_ volvió a decir el guardia urbana.
_ ¡KEKENIA!, ¡KEKENIA!_ repitieron sucesivamente Julio y Jorge una vez más.
Segundos más tarde una manada de gaviotas y palomas apareció desde el cielo para defender al guardia urbana. Al mismo tiempo el Pájaro Caniggia y el Pájaro Hernández aparecieron en defensa de los chicos. Dicen que la batalla entre las aves duró 100 años y fue épica, pero eso ya excede los motivos de este relato.
[1] KEKENIA: nombre con que se conoce el llamado del pájaro.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Proyecto Antártida

El día que se junten todos los drogadictos del mundo, una nueva potencia conquistará la Tierra[1]

Todo comenzó con la enmienda 3ra del artículo 14 de la ley 129 que modificaba el Tratado Antártico de 1959 diciendo: “(…) por tanto se considera legal la producción, la compra-venta y el consumo de marihuana y de cualquiera de sus derivados en el territorio antártico”.
De este modo, fumadores de todo el mundo artos de la clandestinidad, hicieron sus valijas y partieron hacia ese recóndito lugar austral. Lo interesante en esto consiste en que a diferencia de lo que se creía, importantes y destacados líderes políticos, artistas, científicos, militares y demás profesionales eran ávidos fumadores de cáñamo que no duraron ni un solo segundo en emprender tal aventura. Así fue como se creó la República Internacional de la Antártida que no tardó mucho tiempo en volverse potencia mundial.
Las causas de esto último son muchísimas, por no decir infinitas; sin embargo, cabe destacar que al principio nada fue fácil. En primer lugar estaba el clima: hostil, amenazador, helado; junto a éste, el bioma en general no era mucho más agradable. Justamente esta había sido la razón de la famosa 3ra del artículo 14 de la ley 129: mandar a todos los drogadictos a un lugar inhabitable alejado del mundo civilizado y dejar que la naturaleza hiciera luego el resto: matarlos; es que el modus vivendis de los marihuaneros[2] era contraproducente con el espíritu del ultra capitalismo pos globalizado. No obstante, quienes firmaron esta ley subestimaron a los marihuaneros, puesto que no contaron que entre sus filas se encontraban varios de los científicos más destacados del mundo, los cuales tenían el suficiente ingenio como para poder inventar métodos que permitiesen la adaptación de la vida en este hostil ambiente.
Así, la primera tarea que tuvieron que hacer fue lograr la supervivencia haciendo el bioma apto para la vida de una sociedad. Era mucho el trabajo que tenían por delante y todos tenían sus responsabilidades, sin embargo al hacerlo no fue más que un trámite fácil y rápido, ya que al tratarse solamente de marihuaneros, no hubo discusiones y todos eran felices.
Ya superado esto, el siguiente objetivo fue encontrar la manera de cosechar marihuana para lograr una producción en masa que satisficiera la demanda de todos los habitantes de la nueva república. Otra vez los científicos volvieron a destacarse inventando una técnica donde aprovechaban de una manera muy peculiar el hielo para alimentar los cultivos. El éxito fue increíble: millones de hectáreas de cosecha, la marihuana producida por año en la Antártida comenzó a ser mayor que la producida por el resto del mundo[3]; y esto no es un dato menor, puesto que aún había millones de marihuaneros en la clandestinidad del resto de los países, y al ser el cannabis el producto que más divisas mueve en el mercado mundial, la República Internacional de la Antártida se convirtió, primero en el principal exportador de cáñamo y, un poco después, en la potencia económica más fuerte del mundo. Cabe destacar que paralelamente a esto, crecía en la República una cultura nueva, incomparablemente rica comparada con cualquiera otra que haya existido[4], al tiempo que la sociedad progresaba y prosperaba a pasos de gigante.
De este modo comenzó a peligrar la cultura ultra capitalista pos globalizada (liderada por EE.UU.) frente a la incipiente cultura cannabis. No pasó mucho tiempo en que esto pasara de un miedo latente dentro de algunos teóricos a ser una amenaza patente dentro de toda la sociedad; por lo que la O.N.U., viendo peligrada su hegemonía, decidió actuar atacando militarmente a la Antártida. Para llevar a cabo ello utilizaron la famosa doctrina Bush de armas de destrucción masiva. Pero ello no resolvió nada, puesto que el problema en este caso no era cómo justificar la invasión sino, cómo realizarla. Cualquier ataque sobre territorio antártico significaba un riesgo para toda la humanidad, pues el más mínimo “chispazo” podía causar un desprendimiento de hielos atroz irremediable. Además, la república austral tenía ciertamente un ejército por demás poderoso para enfrentar las hostilidades y vencerlas, por lo que se abortó toda idea de enfrentamiento armado. Tampoco se podía realizar un bloqueo económico, puesto que las mayores divisas de la Antártida provenían de la exportación de marihuana (que era una mercancía ilegal en el resto de los países), por lo tanto un bloqueo no afectaría en lo más mínimo a la economía antártica ya que seguirían comerciando con los narcotraficantes.
Fue por esto que no se pudo tomar ninguna medida y la cultura cannabis siguió avanzando agigantadamente por todo el mundo. El capitalismo fue desapareciendo para dar lugar a un sistema global mucho más feliz: el marihuanismo.
Los científico pos globalizados que habían apostado al Proyecto Antártida como la manera de eliminar a los marihuaneros y así lograr la perfección total del capitalismo, habían fracaso irremediablemente causando el fin de ese sistema; sin embargo ahora, eran mucho más felices.

nICO

A Sebastián Goyeneche
[1] Andrée Guillem, Marxisme et cocaïne (1926)
[2] Usaré el término marihuanero para referirme exclusivamente a los consumidores de marihuana, pero con lo inestable que es el lenguaje es probable que derive en cualquier cosa.
[3] Es importante aclarar que la marihuana austral (nombre con que se conoce a la marihuana de la Antártida) es ampliamente superior en calidad a cualquier otro tipo de marihuana.
[4] Sólo concibo explicarla por medio de una alegoría. Imagínense un licuado de tuti fruti hecho con leche “especial” (es decir, leche con marihuana), ese licuado es al resto de los licuados lo que la cultura cannabis es a las culturas, puesto que se trata de una mezcla de la cultura de todos los países del mundo más la cultura propia de la marihuana. Siguiendo la alegoría, la licuadora para el licuado es similar a lo que es la Antártida para la nueva cultura.